Parte 2. LAS MUJERES PRIVILEGIADAS: NOBLES Y MONJAS
Continuando con el tema de las mujeres del Real de Manzanares, abordaremos ahora los diferentes grupos de mujeres que podíamos encontrar en esos momentos del final de la Edad Media y el principio del Renacimiento, cuando el Real se convertía en un territorio con recursos, rentas, riquezas y castillos.
Socialmente hay varios grupos de mujeres: nobles, campesinas, monjas y mujeres marginales. En esta ocasión nos centraremos en dos de ellos, los de las mujeres privilegiadas de la nobleza y las religiosas. También veremos cómo ese supuesto privilegio no siempre era así.
La mujer noble
La mujer noble cuida de sus hijos y se ocupa de su educación. Se añade el cuidado de su casa, el gobierno sobre su servicio y la gestión de la economía doméstica. Estas tareas se veían ampliadas a la atención de su hacienda cuando enviudaban o si estaba el marido ausente, ambas circunstancias eran muy frecuentes, pasando ellas a administrar los bienes de su casa y de sus hijos. Hubo casos en los que tuvieron un gran poder social, pero no oficial. Como educadoras, trasladan los saberes que poseen. Algunas son instruidas y leen, escriben, saben algunos idiomas, algo de ciencias y música. Se les enseñan también buenos modales y a dirigir la casa y no se les permite participar en política. Las universidades estuvieron prohibidas para ellas.
Las mujeres de clase alta eran utilizadas como moneda de cambio en matrimonios que buscaban fines políticos, económicos, sociales o estratégicos. Eran transmisoras de la dote, pero, por ley, esta dote pertenecía al padre, al marido tras el matrimonio o al hijo si enviudaban. Ellas no podían disponer de sus bienes, solo los transferían.