El reconocimiento a dicha labor profesional, así como a su apoyo desinteresado a cuantos interrogantes se le han planteado por parte de nuestro equipo de investigación, sin olvidar su interés por revitalizar el patrimonio arqueológico serrano, motivó a la Asociación Cultural “Equipo A de Arqueología” a la celebración de un merecido homenaje, que tuvo lugar el vienes 28 de octubre de 2016 en Colmenar Viejo. Un homenaje que fue respaldado por numerosos investigadores, colaboradores y discípulos suyos, así como familiares y vecinos de las localidades serranas.
Como recuerdo, reproducimos a continuación la felicitación del homenaje, a cargo de nuestra asociación, así como el discurso ofrecido por el homenajeado, dado su interés ante la radiografía que nos ofreció sobre sus inicios en tan exitosa trayectoria profesional.
Buenas tardes. En nombre de la Asociación Cultural “EQUIPO A DE ARQUOLOGÍA” muchas gracias por vuestra presencia y respaldo al acto de homenaje que brindamos al doctor Luis Caballero Zoreda. Gratitud que extendemos, por supuesto, al homenajeado por su aceptación, así como a los miembros de la mesa.
Hace mucho tiempo, entre los sectores académicos se solía ironizar sobre los romanos, en relación a la pérdida continuada de su material cerámico a lo largo de todo el territorio de su Imperio, dada la frecuente aparición de terra sigillata en cualquier tipo de registro arqueológico. Precisamente, bien podría decirse, Luis, que una sigillata en el camino cambió tu vida profesional. Aquel hallazgo vino a ser como una semilla que posteriormente germinó en una extraordinaria trayectoria profesional.
De aquellos trabajos pioneros en la Sierra madrileña, en especial en el Cancho del Confesionario, en Manzanares el Real, y en la vecina población de Soto del Real, se formó el arqueólogo y museólogo, que decidió iluminar el camino oscuro de la Antigüedad tardía y el paso a la alta Edad Media, cuando en la arqueología española traspasar la barrera del 711venía a ser como un viaje hacia lo desconocido para la mayoría de los arqueólogos.
Pero lo mismo que el camino se hace al andar, como dijera el poeta, tu labor investigadora promovió no solo el conocimiento, abriendo nuevos horizontes, dirigiendo proyectos de excavación, sino formando a futuros especialistas. Además, no te conformaste con el análisis de los restos del pasado, sino que entendiste que, desde tu labor investigadora en el CSIC y otras instituciones, para que el pasado tuviera futuro era necesario invertir en la restauración y puesta en valor del patrimonio, como una vía más del desarrollo cultural, educativo y económico, y que en arqueología no solo había que mirar la estratigrafía del subsuelo sino que también había que hacerlo en altura, contribuyendo así a la buena y tan necesaria simbiosis entre arqueología y arquitectura.
Luis, podría decirse que tu labor investigadora tiene un denominador común: La sistematización del buen método arqueológico y la necesidad de caminar en equipo, enfrentándose al yacimiento de forma interdisciplinar. Haciéndolo, además con valentía, replanteando, si es necesario, dudas sobre lo oficialmente teorizado. Invitando a dar un paso atrás para recapacitar sobre lo postulado, con objeto de continuar caminando con mayor firmeza y convicción.
Esa es la magnífica huella que has dejado en la arqueología española, y en lo personal, siempre tendremos al Luis abierto, consejero y mejor persona. En esta nueva etapa de tu vida, más propicia, si cabe, para poner en manos de los demás la sabiduría adquirida, este EQUIPO A DE ARQUEOLOGÍA desea que tengas nuevamente un encuentro con otra cerámica, como inicio de un nuevo camino, ahora, con seguridad, más cercano a los tuyos. No, no es una sigillata más, es una pieza elaborada con el mismo barro que utilizaron aquellas personas que poblaron este territorio serrano, por el que tanto te interesaste. Acéptala como muestra gratitud y reconocimiento a tu extraordinario legado.
MUCHAS GRACIAS