Cónan, el bárbaro fue de las pocas grandes superproducciones internacionales que se rodaron en nuestro país en los años ochenta. Habían pasado los tiempos de oro del rodaje de las llamadas “runawayproductions” en España, con la filmación de aquellos títulos mastodónticos como Espartaco, Patton, Doctor Zhivago o las superproducciones Bronston.
Cuando recala el rodaje del productor Dino de Laurentiis en España, ya no existían en Madrid estudios de cine adecuados, por lo que se tienen que acondicionar enormes naves industriales para acoger semejante empresa. En una nave de Torrejón de Ardoz, se construye el exterior a tamaño natural de la cúpula de la Torre de Seth, mientras en otra nave, aún más grande, en Fuenlabrada, no sólo se levantan decorados fastuosos para los palacios o fosos tenebrosos, si no también, talleres de todo tipo para decorados, vestuario, atrezzo, y efectos especiales. Más de mil personas, entre actores, técnicos, especialistas y figuración, consiguieron trabajo durante semanas para esta película, mastodóntica en todos los sentidos.
Arnold Schwarzenegger y John Milius. Rodaje de Cóman, el bárbaro.
Varias provincias españolas acogen el rodaje de exteriores, Almería, Segovia, Ávila, Cuenca, y la Comunidad de Madrid, aquí en municipios como Talamanca de Jarama o Navacerrada, tal y como se explica estos días en la exposición itinerante “Madrid, escenario de cine fantástico” de la Red Itiner de la Consejería de Cultura. Cónan regalará impresionantes imágenes para la retina, como el Templo del Poderardiendo en El Ejido, o a Arnold Schwarzenegger blandiendo la espada sobre la roca en Colmenar Viejo, un momento que se convirtió en un auténtico icono de la época. De aquella y de las posteriores.
El rodaje de la película, como todos los rodajes de las películas, tuvo sus avatares. Uno de los más curiosos es que el afortunadamente fallido intento de golpe de estado del 23 de febrero de 1981, pilló a la producción de Cónan en pleno rodaje. Mientras Tejero levantaba la pistola, Arnold hacía lo propio con la espada. La primera unidad de rodaje se encontraba filmando en Valsaín el poblado arrasado, y la segunda unidad, la lucha del bárbaro contra la serpiente gigante, criatura realizada por técnicos tan memorables como Colin Arthur.
Afortunadamente, la involución, el “tejerazo” no prosperó, y sí la maravillosa película de Milius sobre el personaje de Robert E. Howard, que ha quedado para la posteridad. Invito, cuarenta años después, a revisarla. No defraudará a quien la vea por primera vez. Y la disfrutará quienes ya la conozcan.