Los festejos taurinos en Colmenar Viejo durante la II República y la Guerra Civil

La afición a correr toros y a su lidia ha sido desde hace siglos una de las principales aficiones de los colmenareños. Inicialmente, se celebraban los festejos en su Plaza Mayor, a la que denominaban de diferentes maneras según el periodo histórico que se vivía; y desde 1891, se hizo, en la plaza creada a este fin, y como lógico denominada plaza de toros.

Los festejos taurinos más principales se celebraban los días finales del mes de agosto, dentro de las fiestas patronales, que desde finales del siglo XVII eran en honor de la Virgen de los Remedios.
El 14 de abril de 1931 se proclamaba la Segunda República, un cambio de régimen político apoyado mayoritariamente por los españoles. Al día siguiente era nombrado alcalde de Colmenar Viejo el médico Eduardo González Ortega. La composición municipal quedó conformada por dos grupos de concejales claramente definidos por sus tendencias políticas. Republicanos moderados eran, además del alcalde, Máximo González Salcedo (industrial), Román Cedreros Gómez (industrial), Román Palacios Francisco(comerciante) y Pedro Prados Covarrubias(obrero); y en otra tendencia confluían los llamados republicanos conservadores: Manuel Puente (ganadero),Leoncio Arroyo de los Nietos (industrial), Matías Vicente Rodríguez, Félix Sanz Mansilla, Vicente Torres Rodríguez; los independientes: Francisco Pérez y Vicente del Valle Ros, próximos a los conservadores, además de Martín Colmenarejo Reguera (obrero) próximo a U.G.T . y al partido socialista. Con el nuevo ayuntamiento republicano, seguro que en el sentir de los colmenareños se atisbaban muchos cambios. ¿Afectarían estos a sus fiestas, a sus festejos taurinos?

Pues sí, y no fue precisamente porque pensasen en no hacer festejos taurinos, todo lo contrario, y lo que se produjeron fueron algunas determinaciones que pusieron en funcionamiento nuevos criterios sociales, como era el de la igualdad en el acceso a la plaza.
Como novedad, este año, en la novillada del sábado 29 de agosto, las entradas fueron repartidas gratuitamente entre los vecinos. El Alcalde mediante una bando firmado el día 20 de agosto, establecía cómo se haría la distribución: “Las entradas para la corrida del día 29 serán repartidas sin preferencia alguna y el mismo día desde las nueve de su mañana, en que será abierto el despacho en el local del Ayuntamiento hasta 15 minutos antes de comenzar el espectáculo y para este cometido se tendrán presentes las siguientes prevenciones:
a) Ningún billete de los entregados por la Empresa se reservará para persona alguna, sea quien sea, aun cuando lo solicite con anticipación.

b) Para garantizar la imparcialidad y justicia del reparto mi autoridad invitará a dos Sociedades legalmente constituidas, una de obreros, para que designe dos Delegados que presencien la operación.
c) Todo el que desee billetes para la citada corrida se acercará al despacho y expresará el número que precisa para él y su familia, comprendiendo ésta únicamente a la esposa e hijos mayores de 10 años o a los padres y hermanos hasta la indicada edad.
d) Comprobado en el padrón municipal que el solicitante tiene la familia que indica, se le entregarán los billetes solicitados, de la localidad que hubiese en despacho, sin que pueda reclamar si le corresponde clase que no satisfaga a sus deseos.
e) En primer lugar serán repartidas las localidades numeradas y por orden a saber: Palcos, Tendido número 1, Tendido número 2, Tendido número 3, Tendido número 6, y luego las sin numerar: Meseta de Toril, entrada general de sombra, entrada de palco sin asiento, entrada de paseo sin asiento y entrada general de sol.

f) Para que la operación se desarrolle con el orden que debe presidirla no se consentirá se acerque a la ventanilla del despacho más de una persona, al efecto, se formarán filas, y de uno a uno serán despachados con la prontitud y rapidez que permita la averiguación en el Padrón de los individuos que integran su familia.
g) Quienes obtengan billetes numerados ocuparán en la Plaza indefectiblemente el asiento que les haya correspondido, y si cualquiera pretendiese situarse en el sitio que no le corresponda los agentes de mi autoridad y personal de servicio le invitarán a dejarlo libre y caso de resistencia será detenido y puesto a mi disposición para que responda de su falta ante quien sea pertinente.

h) Quien altere el orden en el despacho y reparto de billetes o protestase por lo que no le corresponda la localidad que pretendiese por haberse repartido ya, será excluido del reparto sin derecho a reclamación.
i) Si la aglomeración de público determinase el que se otorgaran las localidades ningún vecino puede reclamar por no poder obtenerlas.

En dicho bando el Alcalde había incluido otras frases dirigidas a sus conciudadanos solicitándoles un proceder cívico: Nadie más que vuestro Alcalde confía en la comprensión, corrección y cultura de su pueblo, por conocer como quién más las virtudes de civilidad y respeto que son prendas indiscutibles de los colmenareños... y demostrar ante propios y extraños Colmenar es lo que fue siempre, un pueblo tranquilo, pacífico, honrado y noble, que rinde homenaje a su peculiar forma de ser.

Y así debió ser, un comportamiento normalizado y tranquilo, según los deseos de la máxima autoridad local en los distintos festejos celebrados en los días tradicionales desde el sábado 29 de agosto hasta el martes siguiente.
En la novillada gratuita del día 29, se lidiaron novillos colmenareños de Félix Sanz, que resultaron mansurrones; actuando El Moreno de Tetuán y José Gómez, y resultó lesionado levemente el banderillero Escudero.

De los toros de los Herederos de José García Aleas, que se lidiaron el domingo 30, decía un cronista de un diario madrileño, que habían cumplido a medias y achacaba esta circunstancia a que la corrida se había escapado en el encierro y estuvo varias horas por el campo y que luego todos habían sido toreados desde el burladero, por lo que la denominó una corrida con freno. Los toreros fueron Armillita Chico y Amorós, que tuvieron un gran éxito, siendo sacados a hombros por un público entusiasmado.

La del lunes 31 fue una corrida concurso de ganaderías: Se lidiaron cuatro toros: uno de Aleas, otro de Fernández (Herederos de Martínez), otro de Pérez Tabernero y otro de Puente, para Marcial Lalanda y Manolo Bienvenida. Sabemos, por las crónica de prensa, que el lleno fue total poniéndose el cartel de “no hay billetes”. El resultado no debió ser bueno y el periódico satírico Gracia y Justicia, lo resumió así: se trataba de una corrida concurso entre los ganaderos... Y ¡cómo serían los toros que el premio se lo dieron... a un chivo huérfano que estaba en el monte!.”

Y finalizó la feria, con charlotada, tipo de festejo que durante muchos años fue muy del agrado de los colmenareños. Fue el martes 1 de septiembre, con lleno completo, y en el cartel Llapiseras, As-Charlot, el Bombero Torero y Laurelito, cerró el festejo la auténtica banda del Empastre, muy famosa en aquellos años, que fueron ovacionadísimos.

Las nuevas formas políticas locales dieron a la feria patronal unos aires distintos, y nada apunta a que el sentir popular general no disfrutase en los tradicional festejos taurinos.

Pero, ¿quién organizó esos festejos? Nada conocemos de quién fue el empresario de la plaza este año, aunque sí hay constancia de que no fue el Ayuntamiento, pues en varias sesiones del pleno municipal, el concejal Cedreros preguntaba si la empresa de la Plaza de Toros había procedido a liquidar y entregar el cuarenta por ciento de las utilidades obtenidas y que ofreciera para la beneficencia; el Alcalde le contestó negativamente afirmando, que hasta la fecha no ha tenido lugar, ni tenía noticias de que la empresa de las corridas de toros hubiera liquidado totalmente su gestión.

Y el nuevo año comenzó con el mismo asunto con el que terminó el anterior, así en la primera sesión del pleno municipal del año 1932, celebrada el día 6 de enero, el concejal Cedreros le volvió a preguntar al Alcalde si había hecho las gestiones ante la empresa de la Plaza de Toros para liquidar lo ofrecido para la beneficencia municipal. El Alcalde contestó que él sí había hecho la gestión, pero que la empresa seguía sin hacer el ingreso.

Los meses siguientes, se hicieron varias convocatorias de subastas para la adjudicación de la plaza de toros, e incluso, tras estudiarla, se desestimó, por considerarla inviable, la propuesta de Julián Salcedo Vicente. El Alcalde, en el Pleno del 10 de agosto tras comentar que “las subastas anunciadas con los requisitos exigidos por la ley en los días 3 de abril, 15 de mayo, 5 de junio y 10 de julio último pasado no se formuló oferta alguna, así como tampoco en el concurso libre, iniciativa abierta por el Ayuntamiento y que hubo de celebrarse del once al veintiséis de junio”, les planteó a los concejales un dilema: o prescindir de los festejos taurinos o que el Ayuntamiento fuera el empresario. Varios concejales hicieron uso de la palabra, siendo unánimes las manifestaciones de que “no puede prescindir el Ayuntamiento de la celebración de los festejos taurinos por la arraigada costumbre y porque sin duda alguna la suspensión sería motivo de disgusto general en el vecindario”.

Sometido el tema a votación nominal, acordaron que se celebraría una becerrada el sábado día 27, con intervención de los aficionados de la localidad, una corrida de seis toros el domingo día 28, en la que actuasen diestros de reconocida fama, una novillada de cuatro novillos con picadores para dos matadores igualmente conocidos el lunes 29, y un espectáculo mixto de toreo bufo, serio y musical el día 30.

El Alcalde, que había previsto que las cosas se iban a desarrollar de esa manera, junto con los concejales Arroyo, Vicente, Torres y del Valle, habían realizado gestiones que les permitieron presentar el programa de fiestas en el que ya estaba incluido el precio de las entradas a los festejos, que fue igualmente aprobado. También el Consistorio determinó se llevasen a cabo los arreglos necesarios en la Plaza, al objeto de ponerla en las mejores condiciones para los espectáculos, invirtiendo las cantidades que se precisaren.

Pero lo que no estaba prevista era la insólita propuesta del concejal Vicente Torres Rodríguez, que lanzó seguidamente ofreciendo, siempre que se aceptase por unanimidad, a avalar el resultado económico satisfactorio de las corridas de toros, excluyendo si no se celebraban por caso de fuerza mayor, motín o alteración de orden público, correspondiéndole el abono de las mil pesetas que el Ayuntamiento había ofrecido de subvención al posible adjudicatario; si el resultado era positivo, la subvención quedaría en la caja municipal más el cuarenta por ciento de los beneficios, correspondiendo el resto al avalista por el riesgo asumido. Tras la salida reglamentada de la sala del concejal Torres, se debatió la propuesta, y los concejales Sanz, Cedreros, del Valle, Colmenarejo (Juan), y Ariza, manifestaron su positivo parecer a la propuesta, aunque propusieron mejorarla en el sentido de que el Ayuntamiento no tuviera que desembolsar ni las mil pesetas de la subvención. Tras la votación nominal se acepta por unanimidad el aval del concejal Torres, con público reconocimiento de gratitud del Concejo al proponente por su altruismo y desinterés; el Alcalde manifestó su satisfacción porque el acuerdo que propiciaba el que no hubiera perdidas económicas para el Ayuntamiento, ante la maña situación económica que este atravesaba y la necesidad apremiante de tener que atender con sus recursos al alivio del paro obrero local, problema muy acuciante aquellos días en Colmenar Viejo.

Comenzó la Feria el sábado 27 con una becerrada para jóvenes promesas locales, con cuatro erales de Cecilio Sanz Mansilla, se las vieron Saturnino Millán “Alambrito”, Domingo Corral “Ortega II”, Alberto Marivela “Cholito” y Fernando López “Barrera II”. En la corrida del domingo 28 hubo lleno, lidiándose toros colmenareños de Félix Gómez, para Jaime Noaín y “Chiquito de la Audiencia”. El lunes 29 se celebró una novillada con ganado de Félix Gómez, con Sánchez Bejarano y“Rebujina”. Y se cerró la feria, el martes 30, con la charlotada, con el lleno total habitual en estos espectáculos, en la que actuaron Chalots, Chispita y sus botones; y en la parte seria Máximo Berrocal Montes, ante erales de Cecilio Sanz Mansilla.

Por supuesto que también había celebraciones particulares y familiares, destacando entre esos acontecimientos las bodas, y en estas, también hubo un importante cambio tras la aprobación de la Constitución republicana y la ley del divorcio de 11 de marzo de 1932. Así el sábado 12 de noviembre de ese mismo año, y tras una fuerte presión social contraria de ciertos sectores conservadores de la localidad, se celebró el primer matrimonio civil de la historia colmenareña. Los contrayentes fueron Juana Sepúlveda y Pablo Padrino, actuando como testigos varios miembros de la Agrupación Republicana, y con la asistencia de numerosos vecinos que llenaron el salón de plenos del ayuntamiento.

El 17 de mayo de 1933 con la aprobación del pliego de condiciones, comienzan las gestiones para la organización de la feria de ese año, y tras pasar los plazos, se fijó el día veinticinco de junio a las once para la subasta. Como se presentó un único postor, Cecilio Sanz Mansilla llevando a la ganadera María Hernán García como avalista, figura que exigía el pliego, y cumplir el resto de los requisitos, se le adjudicó la gestión del coso taurino.

El pleno del día 2 de agosto elegía a los concejales Leoncio Arroyo, Vicente del Valle, Francisco Pérez y Sabas Ariza, para que conformando la Comisión de Festejos se ocupasen del arreglo de la Plaza de toros para que pudieran celebrarse las tradicionales fiestas.
El departamento de Toros de la Dirección General de Seguridad dio el visto bueno a los carteles en los que se expresaba detalladamente cuántos habrían de intervenir en los festejos: (espadas, banderilleros, picadores, sobresalientes de espadas, ganaderos y divisas).

El Sábado 26 de agosto, 4 novillos de Cecilio Sanz Mansilla para los novilleros: Gregorio Soria “Lobito del Álamo”, que mataría dos novillos; y los colmenareños Saturnino Millán y Alberto Marivela, que matarían uno cada uno. Entre los banderilleros figuran Faustino Vigiola “Torquito” y Gabriel Campos “Campito”.
El Domingo 27, corrida de cuatro toros de María Hernán (viuda e hijos de José García “Aleas”), para los espadas Nicanor Villalta y Cayetano Ordóñez “Niño de la Palma”. Sobresaliente de Espadas: Gregorio Soria “Lobito”, figuraba como picador autorizado el colmenareño Atanasio García Bernabé, al que apodaban “Trigo”.
Lunes 28, cuatro novillos de Julián Fernández Martínez (Vicente Martínez) para los espadas Silvio Rodríguez “Niño de la Estrella” y Pedro Mejías; sobresaliente de espadas: Antonio Nogueras (Yerberito). El picador colmenareño, también figuraba como autorizado, que era una figura equivalente a la de aprendiz.
El martes 29, erales de Félix Sanz Mansilla para Charlots, Chispitas y sus Botones, y en la parte seria Antonio Nogueras “Yerberito”.

Y los precios, en pesetas, autorizados para las localidades de cada día fueron:

precios festejos taurinos iirepublica

 

A pesar del interés de los colmenareños por los festejos taurinos de su fiesta, no parece que les fuese fácil su asistencia a algunos sectores de la población, si tenemos en cuenta el precio de las entradas y los sueldos que cobraban, que según una interpelación de la diputada Clara Campoamor al Ministro de Trabajo, en la sesión del Congreso de los Diputados el día 19 de mayo de este año, se situaban entre 2,75 y 3 pesetas en contratos a destajo. Toda una jornada de trabajo para una entrada general sin asiento en la parte de los tendidos que estaba sin construir y el piso era de tierra.

Además, la conflictividad y los enfrentamientos no solo se producían por motivos sociales y políticos, también los taurinos dividían a la población, sin duda contaminados por aquellos, ya que resultaba difícil retraerse de ellos en el quehacer diario aunque fueran en fiestas.

Tal como nos cuenta el crítico de El Heraldo de Madrid Don Nino, esto se puso de manifiesto en la corrida del domingo, en la que la entrada más barata, en el sol y de pie, suponía el sueldo de un día de un obrero. Según la narración, se anunciaron toros de María Hernán, viuda de José Aleas, y a esto se oponía un sector de los aficionados que propugnaban que se incluyeran dos de Julián Fernández (Heredero de Vicente Martínez), por lo que desde la mañana ya se manifestaban claramente las tensiones y la previsión de enfrentamientos y alteraciones. Tras la lidia del primero de la Viuda, salió otro de la misma ganadería lo que provocó una fuerte protesta del público con lanzamiento de piedras, una de la cual hirió a un banderillero cuando acudió a auxiliar a uno de los picadores que había sido derribado por el toro. Los toreros paran la lidia y dialogan con la autoridad que accede a las protestas y manda que el toro vuelva a los corrales. Sale un nuevo toro, también de la Viuda, que igualmente es acogido por la protesta de un sector del público, que continúa con el lanzamiento de piedras. Otro toro al corral, para que en su lugar salga uno de Julián Fernández, que a pesar de ser más chico y menos bravo calmó los ánimos del sector protestón.

Así se lo refería mediante oficio, sin duda queriendo desdramatizar lo sucedido, el Alcalde al Director General de Seguridad de Madrid: “a la salida del segundo toro se protestó la presencia en el ruedo de la res por el tamaño de ella, no obstante de haberse certificado por los inspectores veterinarios y ser así reunir las condiciones de peso exigidas y apreciadas en los reconocimientos, aunque sin haber llevado a cabo el peso en vivo con anterioridad. El público en sus protestas lanzó algunas piedras al ruedo y algún otro objeto y la Presidencia dispuso la retirada del toro, saliendo en su lugar el sobrero. Con éste sucedió exactamente igual que en el anterior, sin que las agresiones con las piedras determinasen lesión alguna y del propio modo fue dispuesto por la Presidencia fuese retirado a los corrales. Resultando que la empresa no tenía dispuesto más que un sobrero, por tratarse de una corrida de cuatro toros y deseando no defraudar los deseos de la concurrencia, solicitó del señor Presidente que por los inspectores veterinarios se practicase con urgencia reconocimiento de uno de los novillos anunciados para el día siguiente, por reunir, a su entender condiciones de toro de lidia, y hecho, los técnicos dictaminaron en certificación que documenta la corrida, de acuerdo con el parecer de la Empresa, por lo que fue lidiado en último lugar completándose de este modo el número de reses anunciadas. Durante la lidia del toro que salió en tercer lugar (el sobrero dispuesto), ingresó en la enfermería el diestro Evaristo Rumayor a quién los médicos diagnosticaron de fractura del húmero izquierdo por su tercio superior con probable luxación escápulo-humeral, de pronóstico grave, impidiéndole continuar la lidia, convenientemente asistido, después de la primera cura, pasó a esa Capital para su hospitalización, sin que conste el establecimiento donde haya podido serlo. En el resto de la corrida no sucedió incidente de clase alguna.”

anuncio empresaConsecuentemente lo sucedido en el festejo del día anterior había de incidir en la novillada del día siguiente, pues de ella se había sacado el novillo lidiado como sobrero, de esta manera se lidiaron tres de la ganadería de Julián Fernández, completándose con otro de la ganadería del día anterior.

La charlotada-novillada del día 29, decía: se celebró sin incidentes de clase alguna y con un gran lleno.

El 14 de marzo de 1934 es elegido alcalde Juan Manuel Puente Sanz. Y en el pleno del 9 de mayo, con la aprobación del pliego para el concurso, comenzó un largo y arduo período hasta cerrarlo en el del día 1 de agosto. Así, el 30 de mayo y tras cumplirse el período de información al público, se fijó el 24 de junio para la subasta; el 4 de julio y tras haber quedado desiertas las dos primeras, se fijó el 7 de julio para la tercera. En ésta se presentan dos proposiciones: la numerada primera, formulada por Antonio García Martínez, de Madrid, que mejoraba el pliego ofreciendo una subvención de ciento cincuenta pesetas a los fondos municipales. Y la numerada como dos, de José Sechí Andia y Ricardo Gayán Ibáñez, también de Madrid, mejora la organización mínima de las corridas y supera el rango de las exigidas por el pliego.

El Ayuntamiento acordó requerir a los postores para que aclarasen las mejoras. Al proponente número 1 no se le puede notificar lo acordado por la Corporación, puesto que en el domicilio que indicaba no se le conocía. En cuanto al número dos, aclaró que pretendía depositar la garantía aportando la responsabilidad de la Entidad social “Auxilios Corporativos del Ministerio de Comunicaciones”; los concejales manifestaron que el depósito de la garantía debía hacerse en la Sucursal del Banco Español de Crédito de la localidad. Tras la adjudicación provisional, con la obligación de constituir la garantía en metálico, el pleno del 25 de julio, accede a la petición de ampliar en cuarenta y ocho horas la fecha límite de efectuar el depósito, tras el ingreso de 500 pesetas en la caja municipal, que se podrían disponer libremente y como donación en caso de no efectuar la fianza. Ponen de fecha tope la del 29 de julio y de no efectuarse el compromiso, se formularían proposiciones que el ayuntamiento examinaría para adjudicar libremente la explotación.

Como así sucedió, pues el Pleno del día 1 de agosto, procedió a la apertura de los tres pliegos presentados. El número 1 por Ramón Merchán del Castillo, vecino de Quismondo (Toledo), decía que cumpliría todas las exigencias del pliego, ofreciendo la garantía exigida de seis mil pesetas que depositará dentro de los cinco días siguientes de su adjudicación. La número 2, de la que era proponente Manuel Gómez, aceptaba en todas sus partes las condiciones del pliego base de este concurso, con indicación de varios artistas que habían de actuar en los festejos. La número 3, suscrita por el mismo autor que la número 1, ratifica aquella y ofrece como subvención a fondos municipales la cantidad de seiscientas cinco pesetas.

El criterio de los ediles fue diverso y tras varias exposiciones verbales, el Alcalde solicitó votación nominal, que dio un resultado unánime a favor de la tercera propuesta, por lo que Ramón Merchán sería el empresario de este año.

Así, el sábado 25 se celebró una novillada con reses de Vicente Torres, actuando el torero local Alberto Marivela y Curro de Antón. Y el domingo 26, con lleno total y toros de Jerónimo Díaz (antes Contreras) actuaron Nicanor Villalta y Antonio García “Maravilla” que reaparecía tras una grave cornada recibida el anterior 5 de agosto en la plaza francesa de Bayona. La gran protesta vino en el segundo de la tarde, que salió al ruedo con los pitones muy escobillados, los espectadores protestaron con fuerza y lanzando piedra al ruedo, por lo que fue devuelto, saliendo en su lugar un sobrero cornalón y muy manso, que saltó varias veces al callejón y en una de ellas rompió la puerta y se coló en el patio de caballos donde corneó y mató dos de ellos. El lunes 27, se celebró una novillada a la que asistió mucho público. Se lidiaron novillos de Julián Fernández (Vicente Martínez), para los novilleros Madrileñito, Ramón de la Serna y Rafael de la Serna.

Durante la lidia del segundo novillo, el público encrespado por lo que sucedía en el ruedo empezó a tirar piedra y una de ellas impactó en la frente de Ramón de la Serna quedando inconsciente en el suelo, al ir en su auxilio su hermano Rafael se cayó lesionándose en una pierna, ante esto acontecimientos las cuadrillas se negaron a seguir toreando, teniéndose que esforzar las autoridades para convencerlos, tras lo que Madrileñito se quedaba como único espada. Pero todavía había de pasar más cosas, y lo que sucedió fue que en el quinto de la tarde, al acudir al quite de un picador que había sido derribado, tropezó con el caballo y se produjo una herida en la región occipital al golpearse con el estribo, y aquí se acabó la novillada, pues los tres toreros estaban heridos en la enfermería.

En la charlotada del martes 28, con lleno total como no podía ser de otra manera, y con erales de Puente, los Veinte Gordos fueron muy aplaudidos, al igual que la señorita torera Manolita Tulla.

La tensión social era mucho más intensa que la taurina, el paro golpeaba con fuerza en las familias obreras, no solo en Colmenar sino en toda España. El otoño traería una huelga general convocada por los sindicatos que fue ampliamente secundada, al igual que en otros lugares, por los obreros colmenareño. A la concentración en la Plaza del Pueblo frente al Ayuntamiento acudieron más de setecientos vecinos, que mostraron su ira por la situación social con gritos y lanzamiento de piedras contra el edificio municipal que estaba protegido por la Guardia Civil, que ante la situación, en un momento determinado, decidió disparar contra los manifestantes produciéndose cinco muertos y varios heridos. La tragedia, como no podía ser de otra manera, tenso las relaciones vecinales aunque la represión ejercida enmascarase la realidad.

El Pleno del 19 de junio de 1935, entre otras cosas se ocupó de la forma y modo en que había de ser utilizada la plaza de toros, de propiedad municipal, en el presente ejercicio económico y temporada, y a dicho efecto acordó que se celebrasen en este año las corridas que tradicionalmente tienen lugar con ocasión de las fiestas del pueblo. Que fuesen organizadas por un concesionario del edificio al que subvencionaría el Ayuntamiento, si hubiese lugar a ello, en los términos que sus acuerdos posteriores. Y tras manifestar que exigidos por la realidad, determinaron que se procurase la concesión del inmueble por arriendo, pasando a confeccionar el pliego de condiciones, que tras su aprobación, fue expuesto al público por el tiempo reglamentario, y convocado, seguidamente, el concurso. Solamente se presentó Andrés Mendiola Iruretagoyena, que ofreció la celebración de los festejos tradicionales con diestros de renombrado cartel, y en cuanto a facilitar localidades de favor y cualquier otra incidencia no prevista habría de resolverse con la mejor buena fe posible, además de ofrecer veinticinco pesetas por el arriendo.

Por otro lado, se nombró una comisión formada Francisco Pérez Colmenarejo, primer teniente de alcalde, y los concejales Vicente del Valle Ros y Ramón Cedreros Gómez, que tenía como misión el arreglo de la plaza de toros para la celebración de los festejos, y entre estos arreglos, decidieron se lleva a cabo la consolidación de la Meseta Toril, que si bien consideraban un importante coste, quedaría definitivamente consolidada y evitaría gastos posteriores como los que hacían año tras año. Por otro lado, procedieron a la contratación de la Banda de Música del Batallón de Milicianos Nacionales nº 1 por la cantidad de 1.175 pesetas para todos los actos de la Función, siendo por cuenta del Ayuntamiento los gastos de viaje, estancia y manutención de los músicos.

Los fuegos artificiales también eran del gusto de los colmenareños, por lo que la Comisión contrató con el pirotécnico Perpetuo Serrano, por 675 pesetas, la quema de las “tres colecciones acostumbradas” en las noches del sábado, domingo y lunes de Remedios
Como anunciaba el cartel, la feria comenzó el sábado 24 de agosto con una novillada de Félix Sanz, para Antonio Nogueras “Yerberito” y Modesto Rodríguez “Gasque”. El domingo 25, toros de Leopoldo Abente para “Gitanillo de Triana” y Florentino Ballesteros, siendo el sobresaliente de espadas Manolo Agüero. El lunes 26, novillos de Aleas, para Manolo Agüero y Eduardo Solórzano; y como sobresaliente de espadas, Francisco Morales. Y el martes 27, erales de Félix Sanz, charlotada con Charlot, Ramper II y Tomasín, y en la parte sería Francisco Peris y Alfonso Guijarro.

Al parecer, esta feria fue muy tranquila, sin acontecimientos dignos de destacar; con toda posibilidad coartada por los sangrientos acontecimientos de los meses pasados, que supusieron luto, cárcel, sufrimiento y represión para muchas familias colmenareñas.
En la mala situación en la que se encontraban muchas familias locales el poder ser nombrado conserje de la plaza de toros con derecho a casa y demás de los beneficios y condiciones que le otorgaba el reglamento de la función municipal se presentaba como una gran oportunidad.

Sabemos que hasta el 14 de octubre de 1932 la plaza la ocupó Felipe Pariente Nieto, fecha en que el Pleno municipal trató su renuncia y agradeció su labor el tiempo que realizó ese trabajo, pero no lo que sucedió y quién ocupó casa y función hasta este año, cuando tres vecinos solicitaron la vacante: Jesús Vallejo de los Nietos, Trinidad del Valle García y Marcelino Peinado Olalla. La decisión de la adjudicación se tomó en el pleno del día 25 de diciembre, recayendo en Jesús Vallejo de los Nietos por haber sido el primero que presentó la solicitud.

El 15 de marzo de 1936, tras una elecciones para la elección de diputados a Cortes en las que ganó el Frente Popular, el nuevo Gobernado de Civil de Madrid nombró un nuevo Ayuntamiento con los siguientes concejales: Del PSOE Cosme Jerez Collado (Alcalde), Isidoro Marivela Paredes, Palmiro Castellano Flores, Remigio Sepúlveda Jusdado, Jesús Sanz Gutiérrez, Pedro Colmenarejo Martín, Feliciano Arias García y Victorio Francisco Criado; de Izquierda Republica (IR) Andrés Francisco García Bartolomé (Primer Teniente-Alcalde), José Perdiguero y Felipe Francisco Fermosel; de Unión Republicana (UR) Alejandro Cid Colmenarejo (Segundo Teniente-Alcalde), Basilio Paredes García y Guillermo Nogales Bartolomé.

Pocos días después, el 24 del mismo mes, el concejal Marivela Paredes toma la palabra en el Pleno para decir que en la Caja Municipal había 6.000 pesetas procedentes del depósito del arriendo de la Plaza de toros en 1934, teniendo como finalidad la garantía del pago de la contribución e impuestos de las corridas celebradas, solicitando que dicho depósito se destinase inmediatamente a su finalidad, y que con el sobrante se atendieran reclamaciones de particulares, no dice cuales, por cantidades que tienen pendientes con el arrendatario. Lo concejales se manifestaron conformes con la propuesta. Este fue la primera mención del nuevo ayuntamiento a los toros.

En el Pleno del 9 de junio, se trató la petición de Trinidad del Valle García, que nuevamente insistía, para que se le concediese la plaza de conserje de la Plaza de toros, rebajando sus condiciones a solo el derecho de ocupación de la vivienda. El Ayuntamiento desestimó la petición y ratificó el que siguiese en ella la persona que la estaba disfrutando.

En vista de la proximidad de las fiestas, en el del 23 de junio, se creó una Comisión, presidida por el Alcalde, que en ese momento, como hemos apuntado era Cosme Jerez, y los concejales Castellano, Flores, Francisco, Fermosel, Nogales Bartolomé, Sanz Gutiérrez y García Bartolomé para que con toda urgencia se procediese a la formación y anuncio del pliego para el arriendo de la plaza de toros. Este es ratificado en el Pleno del 30 de junio. Y en el del 14 de julio, el concejal Paredes García propone que la Comisión redacte urgentemente un programa de las Fiestas.

En este mismo pleno el concejal Palmiro Castellano interesa de la Presidencia se hiciesen gestiones cerca de los industriales de la localidad para que contribuyesen con alguna cantidad a las fiestas locales y que se efectuasen concursos de ganados con motivo de las tradicionales fiestas. Por su parte el concejal Cid Colmenarejo se adhiere a lo dicho por su compañero y añade que se soliciten subvenciones de los respectivos centros de la capital para la celebración de dichos concursos

Ante esta nuevas propuestas se nombra la que denominan Comisión de Festejos en General para celebración de las fiestas locales, para diferenciarla de la que ya existía para el pliego de la plaza de toros, quedando constituida por los siguientes concejales (en aquellos años se denominaban gestores) señores: Cid Colmenarejo, Francisco Fermosel, Nogales Bartolomé, Colmenarejo Martín, Paredes García, Sanz Gutiérrez, Castellano Flores y la Presidencia (el alcalde).

A esta comisión se refiere Alejandro Cid en la carta, que consta en su sumario, que dirigió al tribunal militar de Colmenar Viejo cuando estaba preso, y que tras expresar su largas ausencias de Colmenar Viejo en aquellos meses, para visitar a su novia que estaba en Madrid y con la que se casó en mayo de 1936, “marchando en viaje de novios a Mallorca y a mi regreso me encontré con que en el ayuntamiento se estaban preparando los festejos locales sin fiestas religiosas a lo que me opuse fuertemente incluso hubimos que visitar al señor Gobernador de la provincia porque por mi actitud se me trataba de fascista, esto lo pueden justificar el que actuaba de secretario León Berrocal, Cosme Jerez y Basilio Paredes que bajó conmigo a ver al gobernador”.

En esta declaración queda patente un enfrentamiento entre los representantes municipales más radicales y los más moderados, al parecer, y según se indica en la misma por incluir las fiestas religiosas dentro del programa general. Pero la sublevación el 18 de julio de una parte del ejército, tiró por tierra los proyectos e ilusiones de muchas gentes, no quedaban ánimos para fiestas ni celebraciones. NI tampoco, entonces, se le pasaría por la cabeza al concejal Cid que el 28 de julio de 1939 un tribunal militar le condenaría a muerte y que sería fusilado el 29 de noviembre de ese mismo año a las 6,30 h. en las eras de Navalaosa de Colmenar Viejo.
Pero volviendo a los acontecimientos de 1936, el pleno municipal del 14 de agosto, tras lamentar los muertos habidos en los enfrentamientos con los militares fascistas, según manifestación textual, acordó que quedasen sin efecto todo lo aprobado por el Ayuntamiento en sesiones anteriormente en lo referente a la celebración de los festejos anuales de la localidad.

Por otro lado, en los primeros meses de la guerra civil se produjeron acciones sumamente graves contra otro determinado sector de la población; fueron en su gran mayoría acciones incontroladas de grupos de milicianos, que asesinaron, en los popularmente llamados “paseos”, a varios vecinos de ideales derechistas.
La Guerra Civil suspendía la Fiesta de ese año y de los años sucesivos hasta 1939 , aunque en los plenos municipales se tratasen algunos temas relacionados con ella o la plaza de toros, como sucedió en el del día 3 de mayo de 1937, cuando se dio a conocer que en la cuenta de depósitos y fianzas, había una partida de 5.041,10 pesetas, de las que 500 pertenecían al ayuntamiento por bonificación del adjudicatario de la plaza de toros del arriendo de la plaza para el año 1924, y el resto era sobrante después de haber pagado la contribución, y como conocían que el que fuera contratista dejó sin liquidar algunas cuentas con particulares, aprobaron que se liquidasen y el sobrante pasase a fondos municipales.

Antes de ese pleno, en febrero de 1937 se había constituido una Comisión gestora compuesta de la siguiente manera. Concejales de U.G.T: Isidoro Marivela Paredes (alcalde), Cosme Jerez Collado (Tercer teniente de alcalde), Melecio Villalba Pérez y Mauricio García Collado; de la C.N.T.: Julio de la Morena Díaz (Primer teniente de alcalde), Félix García de la Morena y Ramón García López; de Izquierda Republicana (I.R.): Andrés Francisco García Bartolomé (Segundo teniente de alcalde); del P.C.E.: Gerardo Rodríguez García y Luis García Gira; de Unión Republicana (U.R): Manuel de Castro Rodríguez; de las Juventudes Libertarias (J.L.): Antonio de la Morena Díaz; de la F.A.I.; Basilio Sanz Colmenarejo; de las Juventudes Socialistas Unificadas: Julián Arroyo Collado; y del P.S.O.E: Juan Sanz Olalla, modificándose ligeramente en la función de algún teniente de alcalde en mayo de ese mismo año

El miércoles 21 de julio de 1937, sobre las 22 h. los colmenareños se sobrecogieron ante las acción de unos aviones del ejército de los militares sublevados que arrojaban bombas incendiarías y en una segunda pasada ametrallar a la población. Doce colmenareños, hombres y mujeres, resultaron muertos, y también hubo un gran número de heridos, que según algunas fuentes cifraron en cien, a estas cifras de civiles se sumarían las de los militares presentes en la población que no se contabilizaron. También fue de suma importancia las numerosas casas destruidas. Pero no fue esta la única vez que los bombarderos visitaron para arrasar Colmenar Viejo, el domingo 28 de noviembre sobre medio día una escuadrilla de 18 aviones de la Legión Condor sembraban de muerte sus calles, el número total de víctimas civiles en este fue de 63, de ambos sexos y de todas las edades, entre los 8 meses y los 70 años.

Ente agosto y diciembre de 1938 un nuevo consejo municipal, se haría cargo del ayuntamiento, Manuel de Castro Rodríguez de U.R. sería el alcalde, al que le acompañarían los concejales de UGT-PSOE: Victoriano Francisco Criado (Primer teniente alcalde), Juan Sanz Olalla (Tercer tenient6e alcalde) y Mauricio García Collado; de UGT: Ignacio Arroyo Chivato y Manuel Ariza García; de UGT/JSU: Julián Martín Collado; de CNT: Vicente Rivas Aparicio (Segundo teniente alcalde); Mariano de la Morena Antón, Saturnino Concha Largo y Vicente Marivela Nogales; de CNT-FAI: Eustaquio Criado Bartolomé; de I.R.: Basilio Paredes García; y del PCE: Saturnino Cancela Arroyo

Por otro lado, en el Pleno del 18 de noviembre de 1938, el alcalde Manuel de Castro, propuso dar a la plaza de toros una utilidad, con la siguiente moción que fue aprobada: “Poseyendo este concejo el local de la Plaza de toros sin destino a servicio práctico alguno, ya que su utilización no ha de desmerecerle en su valor práctico y positivo, podría instalar con carácter provisional, en el mismo el corral del concejo, habilitándose al efecto cuatro de los toriles con sus respectivas puertas y encargando de su custodia a un vecino de la localidad, que recibiría como merced la concesión gratuita de domicilio y el abono de una cantidad por res intervenida que sería sufragado por el propietario negligente. Nombrar para el cargo al vecino que actualmente la habita y el cual cobrará las siguientes cantidades por día y cabeza de ganado que sea depositado en dicho corral. Vacuno, mular y caballar, cinco pesetas. Asnal dos pesetas cincuenta céntimos. Cabrío, lanar y cerda, una peseta”.

Desconocemos si esta utilidad alternativa que el pleno municipal determinó para la plaza de toros tuvo poca o mucha actividad, aunque si podemos afirmar con certeza que para la finalidad para la que fue construida, y que mantuvo en los años republicanos anteriores a la sublevación militar, no se utilizó, pues en este pueblo, entendieron que los festejos taurinos eran incompatibles con el dolor y los sufrimientos que la Guerra Civil les trajo.

 

Miguel Ángel de Andrés Santos

 

Bibliografía
DE ÁNDRES SANTOS, Miguel Ángel: Historia General de la Plaza de la Corredera de Colmenar Viejo. Colmenar Viejo 2014.
COLMENAREJO GARCÍA, Fernando: República y Guerra Civil en Colmenar Viejo. Colmenar Viejo 2.005.
COLMENAREJO GARCÍA, Fernando y FERNÁNDEZ SUAREZ, Roberto: Los Primeros Proletarios. Los Sucesos de la Huelga de Octubre de 1934 en Colmenar Viejo. Colmenar Viejo 2009.
FERNÁNDEZ SUAREZ, Roberto, COLMENAREJO GARCÍA, Fernando, CORONA BARTOLOMÉ, Antonia, SÁENZ DE MIERA SANTOS, Carmen y VASCO ENCUENTRA, Juan Ignacio: La Sierra Convulsa. Segunda República, Guerra Civil y Primer Franquismo al Norte de Madrid. Madrid 2015

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Modificado por última vez en Martes, 09 Agosto 2016 10:32

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